La detención y posterior deportación de la esposa y familiares del narcotraficante ecuatoriano “Fito“ Macías, prófugo y al que se considera uno de los responsables de la ola de la violencia en Ecuador, recordó otro caso emblemático de la familia de un narco instalada en Argentina: la viuda de Pablo Escobar, que incluso obtuvo la nacionalidad.
En el avión de la Fuerza Área Argentina que ya aterrizó en Guayaquil, se expulsó del país a ocho detenidos, entre los que estaba la esposa de «Fito», Inda Mariela Peñarrieta Tuarez, y los hijos de ambos: Michelle, de 21 años, Ilse María, de 12, y Lian Sejam, de 4.
El arresto se había producido el jueves a la noche en el barrio privado Country del Golf, en las afueras de la ciudad de Córdoba, lo que implicó el despliegue de un gran operativo, con helicóptero y un alto número de uniformados.
La mediatización del tema trae reminiscencias del «Patrón» y engrandece la sombra que deja la presencia de su familia acá. Aunque Pablo Escobar Gaviria, el caponarco más famoso de la historia, lleve muerto 30 años.
Con otros nombres, Argentina se convirtió en el refugio para la viuda, Victoria Eugenia Henao, y sus hijos, Juan Pablo y Manuela Escobar, después de enfrentar el rechazo de 17 naciones.
Cuando murió el Patrón (la viuda siempre sostuvo que se suicidó, no que lo mataron policías) la ya perturbada existencia de su familia volvió a temblar: huyeron de sus vidas en Antioquia, ante el riesgo del peso de la venganza que podría caer sobre ellos por parte de los enemigos de Escobar.
En esa búsqueda de asilo, el destino final fue Buenos Aires.
Cómo se pactó la llegada de la familia de Escobar a Argentina
Es necesario volver a una muerte que hasta tuvo una escena célebre en la serie de Netflix Narcos. El 2 de diciembre de 1993, a los 44 años, murió el jefe del temible Cartel de Medellín, responsable del 80% de la cocaína que se movía en Colombia.
Tres balazos derrumbaron a Pablo Escobar Gaviria cuando intentaba escapar por los techos de la casa donde se escondía. Había estado casi 500 días prófugo, luego de que se escapara de la cárcel de La Catedral (construida por él a cambio de que se entregara), pateando una pared falsa de yeso y caminando por el fondo.
En sus últimas horas sólo lo acompañaba su guardaespaldas, Limón (Álvaro de Jesús Agudelo, 37), y perdura la ya mítica frase (inmortalizada acá por un tema de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota) con la que el Patrón le anticipó a ese fiel sicario que estaba por morir: «¡Me matan, Limón!».
María Isabel Santos Caballero y Sebastián Marroquín (Victoria Henao Vallejos y Juan Pablo Escobar Henao), la viuda y el hijo de Pablo Escobar Gaviria entran al Juzgado Nro. 3 de Morón. Fotos Alfredo Martinez moron Maria Isabel Santos caballero declaracion ante la justicia de esposa e hijo de narcotraficante colombiano acusados por lavado de dinero¿Por qué su familia vino a Buenos Aires?
En la investigación que la periodista Virgina Messi publicó en Clarín en 2018, la propia viuda de Pablo Escobar siempre fue muy discreta respecto de un supuesto “pacto” para ser admitida en Argentina.
Salvo cuando, en el marco de una causa civil, se presentó ante el despacho de la jueza Noemí Binda con su abogado para pedir que le retiraran una caución real en una causa en la que ella reclamaba la devolución de un bien a sus antiguos socios.
Pablo Escobar, con su esposa y su hijo. Foto Archivo Según contó Messi, documentos oficiales acreditan que Carlos Menem, durante su presidencia, había sido informado por Colombia del viaje que hicieron la viuda y sus dos hijos a Buenos Aires en 1995.
Según Binda, el abogado de la viuda “adujo que era una suerte de asilada de nuestro país, en el que se sentía muy cómoda y quería seguir viviendo junto con sus hijos menores, haciendo constante mención a una niña muy joven”.
“Declaró que había entrado al país de forma totalmente legal, en el marco de convenios internacionales sobre el narcotráfico, hablando de un acuerdo entre Colombia y Argentina y refiriéndose a una intervención de la DEA”, recordó Binda, sobre los dichos del abogado.
En noviembre de 1999, Victoria Henao y su hijo Juan Pablo fueron detenidos por el delito de blanqueo de dinero y asociación ilícita. La Justicia local buscaba esclarecer la conexión de la familia con las actividades delictivas de Escobar.
«Para cuando cayeron presos, con gran escándalo a fines de 1999, María Isabel Santos Caballero ya había realizado varias inversiones inmobiliarias y montado en su casa un negocio de confección de toallas y sábanas. Además, tomaba cursos de coaching y se analizaba periódicamente ‘para no confiar tanto en la gente’. Sebastián Marroquín ya se había recibido de diseñador industrial y su hermana menor había olvidado el pasado familiar y asistía a la secundaria en un reconocido colegio porteño», sigue la nota de este diario.
A ambos se los acusó de haber cobrado una comisión de cerca de 100.000 dólares por oficiar de nexo entre el abogado y empresario Mateo Corvo Dolcet y el narco colombiano José Piedrahita Ceballos, devenido después en arrepentido. En este expediente también está el ex futbolista de Boca Mauricio “Chicho” Serna.
La fiscalía sostuvo que sabían que se trataba de dinero narco y que el objetivo era lavarlo a través del megaproyecto inmobiliario que Corvo Dolcet estaba montando en Pilar.
Por todo esto, tras ser sobreseídos en 2005, decidieron quedarse en nuestro país e incluso la viuda de Escobar logró nacionalizarse argentina con nueva identidad. Durante años, ella y sus hijos vivieron cultivando el bajo perfil y proclamándose «pacifistas».
María Victoria Henao, cuando fue detenida en 1999. Foto DyN / Archivo La última noticia sobre esa causa de lavado es que volvió a quedar más cerca del juicio oral, y los acusados esperan fecha de debate.
Otro punto de interés sobre el Patrón y su conexión argentina es que Juan Sebastián Marroquín, hijo de Escobar, encontró acá el camino hacia, como lo llama, su «redención».
A sus 46 años, es arquitecto, diseñador industrial, escritor y conferencista. Con múltiples intereses pero un norte concreto, que es «difundir un mensaje de paz» y «desmitificar» la figura de su padre, forjó una vida en Argentina.
Dio charlas en todo el mundo, donde contó en primera persona las consecuencias del narcotráfico y abogó por el fin de la violencia.
Marroquín estableció dos negocios acá: Box Arquitectura Latinoamericana, su estudio, y Escobar Henao, su marca de ropa. Está casado y tiene un hijo que se llama Juan Emilio.
¿Cómo podría desmitificar al narcotraficante más temido de la historia? Lo intenta a través de «auditorías», en las que señaló «errores y falsedades» en series, películas y libros sobre Pablo Escobar. En una charla en México, por ejemplo, dijo que a pesar de las ostentasiones de una vid narco (como un zoológico propio en la chacra, también famosa), veía a su padre «como un hombre pobre».
«Han construido series con 80 capítulos de Pablo Escobar pasándosela bien, a la par, la revista Forbes, en aquel entonces, diciendo que mi padre era uno de los 10 hombres más ricos del mundo, yo iba y visitaba a mi padre, y no veía al hombre más rico del mundo, la verdad, yo veía al hombre más pobre del mundo”, tal como se trascribió de esa conferencia.
Marroquín aseguró haber tenido charlas con al menos 150 familias que fueron víctimas de la violencia de su padre, y que eso lo llevó a querer difundir todas las verdades sobre ese flagelo.
AS