El billete cayó 3% luego de que, además, la entidad decidiera desdoblar la licitación de Leliq para retirar más pesos del mercado y restarle demanda a la divisa
El
Banco Central (BCRA)
validó ayer tasas de hasta 60,5% anual y puso a trabajar dos veces su “aspiradora de pesos”, al desdoblar en dos la licitación de Leliq que hasta aquí hacía una vez por día. De esa forma,
logró un retroceso de 3,1% en el precio del dólar, que había llegado a escalar 7% en la semana.
El billete cerró a un promedio de $42,27 para la venta al público ($41,24 al por mayor), precios que suponen bajas de $1,14 y $1,36, respecto de los máximos históricos del cierre previo. De todos modos, los precios siguen arriba de los valores a los que la divisa había cerrado el viernes pasado.
La tasa que el organismo pactó pagar, que medida en promedio es del 57,9%, implica un incremento de 6 puntos en el día (7,7 en la semana) y revela la inquietud que generó en el Gobierno el nuevo episodio de volatilidad cambiaria.
A su vez, deja a la tasa a un nivel equidistante al interés de “emergencia” del 73,5% anual con que se inició en octubre este plan y al de 43,9%, el mínimo que alcanzó a mediados de febrero.
El esfuerzo del BCRA estuvo destinado a coronar la tarea que había iniciado días atrás para secar la plaza, una receta a la que acude para tratar de asegurar que la demanda del billete se quede sin combustible.
La tasa máxima del 60,5% (promedio del 57,9%), representa el costo que aceptó pagar por colocar ayer unos $206.200 millones entre bancos en nuevas Letras de Liquidez (Leliq) a 7 días, cuando enfrentaba un vencimiento de $185.000 millones.
Así aseguró una nueva contracción de $18.900 millones, la cuarta consecutiva, y elevó “el total absorbido a $139.364 millones en lo que va de marzo, el mayor retiro de pesos por esta vía desde que arrancó este esquema monetario”, destacó el economista Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma.
Las cifras ponen de manifiesto que la “tranquilidad” que el ministro de Producción, Dante Sica, dijo sentir anteayer -buscando llevar calma en medio de la nueva escalada del dólar- no era compartida por el resto del Gobierno y, menos aún, por la conducción del BCRA.
No en vano la entidad que conduce Guido Sandleris no dudó en aceptar que la factura de intereses a pagar por esa deuda le suba a $8834 millones la semana próxima (lo que significa, además, emisión de pesos), cifra 10% mayor que la abonada esta semana y 30% más elevada que la que pagaba hace solo un mes.
Todo eso aun cuando, con el salto de los últimos días, el dólar apenas si había logrado acomodarse 8% por encima del piso de la banda establecida desde octubre pasado para su flotación y se mantenía 18,3% por debajo del nivel máximo (establecido ayer en $50,23). Es decir, para la letra fría del esquema pactado con el FMI, no había vuelto a desmadrarse.
Volatilidad
El segundo episodio de volatilidad cambiaria en menos de un mes si algo confirma es que la regla de este esquema monetario que interpreta una cotización del billete por debajo del “piso” indexado de la banda de flotación como “señal inequívoca de una demanda genuina de pesos”, y lo habilita a comprar reservas para inyectarlos, es errónea.
Pero a la vez reabre las discusiones respecto de las limitaciones que el esquema cambiario actual le impone al BCRA para manejar episodios de este tipo y de cuál es el grado de coordinación con el resto del Gobierno, ya que el Tesoro tenía la posibilidad de volcar al mercado una parte de los dólares que le prestó el FMI y no lo hizo.
El debate viene a cuento de salto que pegó el billete en los últimos minutos de la rueda de anteayer, cuando su cotización avanzó más de un peso con apenas US$7 millones operados (apenas el 1,35% del volumen de US$520 millones negociado al contado en el día). “Son desbalances que se producen porque desaparece la oferta y no hay manos oficiales que puedan suplementarla para calmar las cosas. Claro que lo que evitás hacer por allí, lo pagás con más tasa”, explicó un mesadinerista bancario.
Vale recordar que el BCRA tiene prohibido intervenir sobre la plaza cambiaria por el FMI a menos que el dólar mayorista cotice debajo de $38,83 (en cuyo caso puede comprar hasta US$50 millones por día) o por encima de $50,23 (puede vender hasta US$150 millones/día). Pero el Gobierno había dicho que podía incluso usar los dólares del Tesoro en caso de juzgarlo necesario.
“Ayer con el 0,5% de lo que tienen atesorado se hubieran evitado este disgusto”, insistió la fuente.
Esta falta de coordinación entre áreas del Gobierno y el BCRA obligan a este último a llevar toda la carga, aun cuando tiene algunas herramientas vedadas. “La sensación que quedó ayer (viendo cómo se movió a la baja durante todo el día el billete) es que se pasó de rosca con la suba de tasas. No sé si se dejaron llevar por los nervios del momento o sufrieron presiones políticas, pero le pegaron un ajuste que ahora va a costar bajar”, sostuvo Alejandro Henke, de Proficio Investment.
“El manual del FMI claramente limita el accionar del BCRA en cuanto al dólar en un escenario electoral con definición binaria, lo que es peligroso. Le movieron el dólar $1 con US$7 palos y al otro día tiene que subir la tasa 600 puntos cuando ya tiene un pasivo de $900.000 millones en Leliq y para bajarlo un peso”, coincidió Santiago López Alfaro, de Delphos Invesment.
El aporte de las exportaciones agrícolas
- Según los números del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, el campo es la gran apuesta del Gobierno para frenar la suba del dólar. De hecho, según los cálculos oficiales, este año ingresarán más de US$25.000 millones por exportaciones agrícolas.
- Para la cartera, se espera una cosecha récord, de 45 a 46 millones de toneladas para el maíz comercial (sin tomar en cuenta el maíz forrajero). Conforme a los números del Gobierno, en la campaña 2018/2019, las perspectivas para la producción de maíz son buenas, con el 90% de los cultivos en estado normal a excelente. Con solo el 4% cosechado del área sembrada, los rindes registrados marcan récords de productividad.
- El Gobierno calcula que las exportaciones de maíz alcanzarían los US$4874 millones en 2019, según año calendario, con un aumento del 13% con respecto a 2018.
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