Las exportaciones argentinas en 2018 crecieron 5% (llegaron a US$61.621 millones). Ello supone que han comenzado a recuperarse después de un tiempo de estancamiento; aunque también que han crecido menos que en la mayoría de los países de la región, que exhiben alzas de dos dígitos porcentuales. Nuestras ventas externas en 2018 se vieron perjudicadas por problemas climáticos que redujeron agroexportaciones, aunque debe admitirse también que nuestra inserción externa no tiene aún la intensidad relevante esperable.
Para 2019 se pronostica superar los US$70.000 millones de ventas externas gracias a la normalización climática (además de otros motivos, como la superación del atraso cambiario o la mejor demanda de algunos mercados/clientes).
Lo resultados de 2018 mostraron unos US$23.000 millones de exportaciones manufacturadas de origen agropecuario, unos US$20.000 millones de industriales tradicionales, unos US$14.000 millones de bienes primarios y unos US$4000 millones de combustible y energía.
Es interesante destacar que una característica de la matriz argentina es (desde hace ya algunos años) el mapa de destinos: las exportaciones dirigidas a países emergentes en 2018 sumaron US$43.069 millones (casi 70% del total), mientras que las que se dirigieron a los desarrollados llegaron a US$18.551 millones (30% del total).
La Argentina se caracteriza por enviar exportaciones de bienes a países emergentes, por lo que la suerte económica de esos mercados es crítica para nuestras ventas externas. Brasil fue el primer destino para las exportaciones argentinas (recibió exportaciones por US$11.303 millones), seguido de China: el segundo destino (US$4217 millones). Y después, en la lista, se destacan Vietnam, que fue cuarto destino (US$2102 millones); Argelia, que fue quinto (US$1726 millones); la India, que fue séptimo (US$1603 millones); Indonesia, que fue undécimo (US$1284 millones); Paraguay, el decimosegundo (US$1254 millones); Uruguay, el decimotercero (US$1228 millones), y Perú, el decimocuarto (US$1170 millones). Así, entre los primeros quince destinos, que suman 60% del total de exportaciones, nueve son emergentes (entre esos quince, además, hay seis desarrollados: EE.UU. (3); Holanda (6); España (8); Canadá (9); Suiza (10) e Italia (15). La composición de las exportaciones, la relevancia de Brasil en el Mercosur (que adquiere gran porción de exportaciones industriales), la menor dificultad geográfica o económica de colocar bienes en países vecinos y la complejidad de acceso a economías muy exigentes aparecen como razones que justifican el mayor ingreso a países emergentes.
Una cuestión relevante es la aparición como destinos destacados de mercados que no lo eran hace algunos años, como Vietnam, Argelia y la India, que están entre los diez más relevantes. Más abajo aparecen, entre los veinte principales, Egipto, Malasia y Arabia Saudita. Lo expuesto lleva a otra realidad a señalar: en materia de regiones o continentes el más relevante como destino es Sudamérica (recibió US$19.566 millones, lo que supone 31% del total) y después surgen como regiones destacadas el continente asiático (US$15.846 millones, 25% del total), dentro del cual se destaca Asia-Pacífico (región a la cual en 2018 se exportaron US$11.362 millones, 18,5% del total).
Más aún, puede observarse que las exportaciones de 2018 dirigidas a Asia superaron las que se dirigieron al Mercosur (que absorbió US$11.261 millones), así como esas destinadas al continente asiático fueron mayores que las enviadas al continente europeo (que recibió US$11.870 millones, el 19% del total). En la misma línea puede resaltarse que las exportaciones a los países de Asia Pacífico superaron holgadamente -por más de US$2100 millones- las exportaciones dirigidas a la Unión Europea (US$9219 millones); o incluso que las exportaciones enviadas a África (US$4563 millones) fueron mayores que las destinadas a cualquier país del mundo, a excepción de Brasil.
Para 2019 se pronostica superar los US$70.000 millones de ventas externas gracias a la normalización climática
También vale advertir como comparación algunas diferencias en la relevancia relativa en mercados determinados, antes y ahora: hace apenas cinco años Brasil recibía exportaciones por un valor 50% mayor que el actual, y triplicaba las exportaciones a China -cuando hoy solo las duplica-, mientras que en 2013 la participación de mercados latinoamericanos era mayor en la lista de principales destinos (Chile era el cuarto mercado y Venezuela el quinto), pero en ese tiempo había solo un país asiático entre los primeros diez destinos (hoy hay tres) y aparecían solo dos asiáticos entre los primeros quince. En aquel momento, las exportaciones a África representaban el 6,5% del total y hoy representan una cifra que es un punto porcentual mayor. Como ejemplo de una mudanza paulatina de mercados, se destacan también hoy las mayores importancias de la India, Vietnam y Argelia y las menores de algunos países europeos como destino de exportaciones.
En 2019, el crecimiento esperado de las exportaciones argentinas (algo por encima del 15%) debería exacerbar esta tendencia hacia los emergentes, en la medida en que las agroexportaciones serán el principal motor, sumado a que Brasil mejorará sus compras desde la Argentina y que las economías emergentes crecerán 4,5% según el FMI, contra 3,5% de crecimiento esperado del producto mundial.
Sin embargo, también debe advertirse que hay otro conjunto de emergentes que son grandes importadores y a los que Argentina aún no ha llegado debidamente. Se trata de países que están entre los 30 mayores importadores del planeta, con alta propensión a adquirir bienes desde el exterior (en algún caso con importaciones que equivalen a su propio PBI) y que deberían pasar a estar en la agenda de objetivos. Entre ellos, pueden señalarse a Hong Kong, México, Rusia, Turquía, Singapur o Emiratos Árabes Unidos.
Por la matriz de sus exportaciones, o por las características de sus (pocas) empresas internacionales, o aun porque la oferta exportada es más adaptable a este tipo de mercados, puede concluirse, por un lado, que la complementariedad con los emergentes es relevante y aprovechable; y por el otro que, en esa línea, debería trabajarse para mejorar el acceso a más mercados de este tipo. Y, de ese modo, llegar a exportaciones que ronden los US$100.000 millones, una cifra esperable para la dimensión de nuestra economía.
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