Hablar de lesiones en los jugadores de fútbol es seguramente una situación rutinaria. Y hablar específicamente de lesiones de rodilla, más aún. Con el paso del tiempo hemos vivido los padecimientos de muchos jugadores en diferentes décadas de nuestro fútbol, tal los casos de Hugo Villaverde, Tete Quiroz y Fernando Gago.
Pero las situaciones vividas por Claudio Martín Cabrera nos quedaron grabadas a fuego en nuestra memoria, para los que pasamos los 40 años. “Chacho” fue un gran jugador de fútbol. Debutó en la primera de River jugando de número 10 hasta que José Varacka lo puso de volante central, cuando ya estaba en Huracán.
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Los hinchas del Globo tienen un gran recuerdo de él. Porque a pesar de haber perdido la categoría en aquella reclasificación contra Deportivo Italiano, tanto Chacho como el Turco García fueron figuras destacadas en el Metropolitano 85-86 que ganó el River del Bambino Veira.
Tan bueno fue el nivel de ambos, que en el torneo siguiente estaban jugando en Vélez. Y fue justamente allí donde Claudio Cabrera empezó con el karma de sus lesiones de rodilla.
A pesar de no coincidir con los pasos a seguir, Claudio Cabrera le dio toda la confianza a Madero y Coppolecchia. Los médicos decidieron operarlo de su rodilla derecha y a partir de ese momento su vida cambió radicalmente. “La lesión, si bien era una ruptura de ligamento lateral… era una pavada. La solución era quirúrgica, pero el método utilizado fue incorrecto. Los médicos se equivocaron y pagué las consecuencias”, explica.
A pesar de las cirugías programadas y los dolores a cuestas, siguió jugando al fútbol. De Vélez pasó por Argentinos, Boca y Almagro, donde guarda un gran recuerdo por el técnico Alberto Pascutti.
Hoy con 57 años nos sigue demostrando que ama profundamente al fútbol. Y no haber podido jugar en plenitud le generó grandes bajones anímicos. Sus ganas por entrar a una cancha eran tan fuertes, que varias veces se infiltró “a escondidas” con tal de vestirse de jugador y pisar un campo de juego.
Hoy disfruta contando anécdotas futboleras. Desde ese personaje que fue el Puma Rodríguez en la selección, pasando por haber jugado contra Romario en los Juegos Olímpicos de Seúl 88, hasta las canciones de la hinchada de San Lorenzo que se mofaban de Huracán con el “mamadera, mamadera, Huracán se fue al descenso con García y con Cabrera”.
Al pedirle información de cuántas intervenciones le hicieron, Chacho Cabrera las tiene todas registradas. “Son en total 18 en la rodilla derecha y 4 en la izquierda. Con 12 operaciones jugué profesionalmente y con 14 volví al fútbol en Almagro. Las otras 8 fueron como exjugador, donde me hicieron limpiezas articulares por el deterioro que te genera la artrosis”.
Cuando sus amigos le resaltan su esfuerzo por querer jugar a la pelota, él lo simplifica a que se trata de un acto de amor. Esta es la historia de un guerrero de la vida como Claudio Cabrera. El que se entregó a un sinfín de cirugías, con tal de patear una pelota de fútbol.