Un hombre de 70 años se enfrenta a la sentencia por su peculiar forma de lidiar con el ruido. La antigua pistola Mauser, una reliquia familiar, se convirtió en protagonista de un reclamo desesperado que resonó en el aire y dejó temor en su estela. A través de un juicio abreviado, J.O.G. acepta la condena por tenencia de arma de guerra, pero su relato se enreda entre la historia de su abuelo y la ignorancia de las leyes.
A los tiros. En Villa de Merlo, J.O.G., un hombre de 70 años, fue condenado este jueves como autor material del delito de tenencia de arma de guerra. Residiendo frente a un hotel en la Villa Turística, este jubilado, harto del estruendo de los micros estacionados, decidió manifestar su disgusto de una manera inusual: disparando al aire desde su domicilio con una pistola Mauser calibre 32, una reliquia que, según él, pertenecía a su abuelo paterno, un veterano de la Primera Guerra Mundial que llegó a Argentina.
Las denuncias por sus disparos de advertencia, realizados el 12 de junio de 2018 y reiterados seis días después, fueron presentadas por el encargado y el conserje del hotel, quienes expresaron su preocupación y temor ante la actitud inusual de un vecino con el que siempre habían mantenido un trato cordial.
En el juicio abreviado que tuvo lugar este 16 de noviembre, J.O.G. admitió su autoría en los hechos y aceptó una pena de dos años de prisión en suspenso. Argumentó desconocer la obligación de registrar un arma centenaria. El acuerdo fue ratificado por el representante del Ministerio Fiscal y el Defensor Oficial en lo Penal.
El juez a cargo, Gustavo Daniel Sanchiño, declaró a J.O.G. culpable del delito de tenencia de arma de guerra y lo condenó a dos años de prisión en suspenso, con la obligación de comunicar cualquier cambio de residencia. Adicionalmente, advirtió que cualquier reincidencia o incumplimiento revocaría el beneficio de la libertad condicional, convirtiendo la prisión en suspenso en una condena efectiva.