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miércoles, diciembre 4, 2024

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Mario Diament: Milei es un personaje terrible

“En los años 50, cuando vi ‘Esperando a Godot’, en el Instituto de Arte Moderno, dirigida por Jorge Petraglia, me reventó la cabeza. No sé si entendí mucho de qué se trataba la obra de (Samuel) Beckett, pero sí que eso era lo que quería hacer”, reflexiona Mario Diament. Así, este gran referente del periodismo argentino y destacado autor teatral, recuerda un momento clave de su vida cuando decidió embarcarse en la aventura de contar historias que tengan la oportunidad de alentar la reflexión en los espectadores.  

Comenzó su carrera periodística en el recordado diario La Opinión, donde llegó a desempeñarse como editor jefe. Dirigió El Cronista, la revista Expreso y colaboró para Clarín, La Nación y el Herald de Miami, ciudad donde reside desde hace varias décadas. Fue además profesor y director de la escuela de Periodismo y Comunicación de Medios de la Florida International University. Como dramaturgo, escribió numerosas obras como “Crónica de un secuestro”, “Interviú” (rebautizada “Tango perdido”), “Esquirlas”, “Por amor a Lou”, “Tierra del fuego”, “Cita a ciegas”, “El fixer” y “Guayaquil”, entre otras. En la mayoría se vale de personajes o hechos históricos para meditar sobre acontecimientos del presente. 

Regresó a Buenos Aires por pocos días con motivo del estreno de “Café Central”, su nueva pieza en el teatro El Tinglado. Muy cordial y educado, con hablar pausado, no esquiva ningún tema a la hora de compartir con NOTICIAS, una tarde regada con café, invadida por recuerdos del pasado y preocupaciones por el presente incierto. 

Noticias: ¿Qué le atrae del teatro? 

Mario Diament: Mi primer libro se llamó “Exilios” y eran cuentos, pero el diálogo tenía un misterio especial para mí y sentía que era más mi medio de expresión que la narrativa. Debe haber influido que de chico vi bastante teatro porque mi viejo era muy teatrero y le gustaba llevarme. Era un inmigrante sin una educación formal, pero gran lector de diarios, incluso en ídish. Me leía historias generalmente de corresponsales que iban a lugares exóticos y a mí me parecía que debía ser una profesión maravillosa. Así que tanto el periodismo como el teatro se dieron juntos.

Noticias: Su primer trabajo fue en una redacción legendaria.

Diament: En el diario La Opinión de los setenta. Entré como traductor en el ’72 y a los seis meses empecé en la sección internacional. Aprendí frente a gente con un talento enorme como Ernesto Schoo, Tomás Eloy Martínez, Juan Gelman, Osvaldo Soriano, Ricardo Halac y Paco Urondo, entre otros. Era una redacción soñada. 

Noticias: El fundador fue Jacobo Timerman, ¿cómo era él?

Diament: De un talento inmenso, editor extraordinario y, a la vez, un tipo muy duro. Se lo admiraba mucho, aunque no sé muy bien si se lo quería. Yo, personalmente, tenía una enorme admiración y creo que él de alguna manera me privilegió en el trabajo, pero nunca fuimos amigos. Nos tratábamos de usted y para mí fue un maestro muy importante.

Noticias: ¿Cómo vivieron aquellos años de amenazas constantes?

Diament: Fue una época muy terrible y la persecución fue brutal. Calculo que el 10% de la redacción del diario fue desaparecida o asesinada. Después del secuestro de Timerman, me hice cargo del diario y todos los días nos preguntábamos por qué sucedía esto. En esa incertidumbre era importante no dejar de editar el diario que estaba siendo bombardeado, prácticamente, por la dictadura militar.

Noticias: ¿Cómo reaccionó la gente en esas circunstancias?

Diament: Hubo gente que se fue y uno no creía que lo harían. También otros que se quedaron a trabajar bajo una intervención militar y resistieron. En esas circunstancias se ven los actos heroicos y las pequeñas miserias. 

Noticias: ¿Usted también recibió amenazas?

Diament: Sí, de la Triple A y muchos años después vi que figuraba en una lista que publicó Clarín con nombres de periodistas, artistas e intelectuales que estábamos en “listas negras” durante la dictadura militar. En la redacción nos bautizamos “Los diez indiecitos”, por el libro de Agatha Christie. A Timerman, le siguió el secuestro de Enrique Raab, luego el de Ramiro de Casasbellas y seguía yo.

Noticias: ¿Alguna vez se preguntó qué lo protegió?

Diament: Con el tiempo me enteré. En el ’73 cubrí la Guerra de Yom Kipur como corresponsal. Cuando regresé el periodista que cubría Fuerzas Armadas me dijo que el comandante del Primer Cuerpo del Ejército quería conocerme porque tenía interés en que diera una charla para los oficiales, cosa que hice. Al terminar hubo un cocktail y el tipo me dijo: “Considérese un amigo del Primer Cuerpo”. Le agradecí y nunca más lo vi. Después de la caída del gobierno militar, yo ya vivía en Estados Unidos y vine de viaje al país. Me encontré, de casualidad, con aquel periodista y me dice: “¿Te acordás del comandante que te invitó? Me contó que un día le llegó una lista con tu nombre y le preguntó al secretario si no eras el muchacho que había ido a dar la charla. El secretario se lo confirmó y entonces te borró del listado”. Esa historia me puso la piel de gallina. ¡Mirá si no se acordaba! (sonríe).

Noticias: ¿Por aquellos años se tenía conciencia de lo que estaba ocurriendo?

Diament: Hay gente que todavía dice: “Yo no sabía nada, no me enteré de nada”. Lo he escuchado de gente muy importante y cercana al gobierno militar. En mi caso, la primera vez que escuché las palabras campo de concentración, vinculado a la Argentina fue en 1977 cuando empecé a trabajar en Clarín y un tipo del taller me comentó que un primo había visto a Enrique Rabb. Me quedé helado. Si este señor que era un laburante sabía eso, hay otra gente que no podía ignorarlo. Pero eligieron ignorarlo, dar vuelta la cara. Pensar que, si desaparecía alguien, en algún lado estaría, o que algo habrían hecho.

Las piezas teatrales de Diament son puntos de reflexión en los que, en general, se produce el encuentro de dos personas notorias. De esta forma creativa, puede mostrar cómo la joven estudiante judía Hannah Arendt, mantuvo una relación casi secreta con el filósofo alemán Martin Heidegger que no dudó en simpatizar con el régimen nazi o cómo el famoso cazador de nazis Simón Wiesental recibió en su estudio de Viena a Albert Speer, el exarquitecto y ministro de armamentos de Hitler. “Me interesa que la gente salga pensando y que generen una especie de debate dentro de ellos mismos. La misión fundamental del teatro no debe ser sólo entretener”, afirma con convicción. 

Noticias: ¿Por qué, en general, en la mayoría de sus obras hay personajes que no son ficticios?

Diament: Me permiten una reflexión más profunda sobre ciertos temas. Hay una dimensión que me resulta mucho más atractiva y mucho más elocuente. La primera reacción que me llevó a pensar en “Un informe sobre la banalidad del amor”, fue cómo una persona como Hannah Arendt podía enamorarse de Martin Heidegger. En el caso de “El cazador y el buen nazi”, estaba leyendo una biografía de Simón Wiesental y ahí me enteré, por primera vez, de la reunión que tuvo con Albert Speer. Son dos personajes extraordinarios y opuestos lo que brinda un desafío dramático muy interesante.

“Café central”, su nueva obra, transcurre en Viena, donde personajes como Trotsky, Sigmund Freud, Stefan Zweig y Alma Mahler, entre otros, enfrentan dos crisis en 1913 y en 1933; un día antes del estallido de la Primera Guerra mundial y otro previo al de la Segunda Guerra. “No soy historiador, pero en aquella época veo una extraña y tétrica similitud con los tiempos actuales. Crisis económica, desesperación, y negacionismo. Todos estos elementos que configuran la crisis argentina de hoy”, asevera.

Noticias: ¿Cómo ve la situación del país?

Diament: Con extrema preocupación. Me parece que Milei es un personaje terrible. Es un tipo que tiene admiración por Trump y por Bolsonaro. Algo debe estar funcionando mal en su cabeza. Viví cuatro años de Trump en Estados Unidos y ahora probablemente vayamos a vivir otros cuatro y son terroríficos. Milei quiere tirar abajo algunos de los pilares más importantes que ha logrado Argentina como el Conicet y la cultura o se mete con temas como el aborto o con cosas que no tienen nada que ver. La problemática argentina pasa por la situación económica y por cómo se ha robado. Espero un presidente que venga a solucionar todo eso y lo haga con un discurso racional y de unidad. Si le vas a pedir a la gente que se electrifique que sea alguien con una perspectiva de esperanza. No estar permanente en guerra contra todo lo que se le pone delante.

Noticias: ¿Cuál es su opinión sobre el conflicto entre Palestina e Israel?

Diament: Me parece un horror. Más allá del espantoso ataque de Hamas, la reacción de Israel ha sido brutal e injustificada. Manejada por un tipo como Netanyahu, a quien solo le preocupa salvar su pellejo. Él está como en una bicicleta, sabe que en el momento que esta guerra termine se tiene que ir y le van a caer encima todos los juicios. Tiene que pedalear a costa de seguir la guerra con muertos de los dos lados, con la terrible destrucción que están haciendo de Gaza. ¿Qué más te puedo decir? Para mí es un motivo de mucha vergüenza.

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Vive en Miami hace más de tres décadas.  | Foto:Marcelo Dubini.

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