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La célebre diseñadora Vivienne Westwood solía decir que no hay otro lugar como Londres. “Nada en absoluto, en ninguna parte”. Inabarcable, cosmopolita, extravagante, ruidosa, reconocible, teatral, artística, caminable, sorprendente y sabrosa. Podés amarla o no, pero siempre habrá algo en ella que reclame tu atención. Es vanguardista y tradicional, colorida y clásica, amiga de las tradiciones reales y rebelde. A Mechi Coto no le hizo gracia la primera vez que se conocieron. Como en una historia de amor de dos niños que se descubren de pequeños y terminan siendo el uno para el otro, ella y Londres se miraron con desprecio. Mechi venía seducida por esa manera envolvente y mezquina que tiene Nueva York de conquistarte, como una vampiresa que te mira sobre el hombro desde un escalón más arriba. Su primer encuentro con el reino del Big Ben y el Palacio de Buckinham fue breve, en unas vacaciones. Se fue de allí con la impresión de buena fortuna por volver a casa. Pero la vida tiene muchas vueltas inesperadas.
Mechi es de Buenos Aires, nació en Capital en medio de una familia tradicional, mamá, papá y dos hermanas más. Ella es la de medio. Desde pequeña se convirtió en la techie de la casa, “desde chiquita me pasaba horas jugando en la Commodore 64 -explica-, y en mi adolescencia investigaba, formateaba computadoras, probaba softwares. Pero aún así fui súper sociable y de tener cientos de amigos y distintos grupos”.
Siempre fue la nena de papá, él era ingeniero electrónico y cuando era chica quería ser cómo él. Pero cuando fue creciendo se dio cuenta de que la matemática y la física no eran para ella. “finalmente terminé estudiando comunicación social con especialización en publicidad -recuerda-. Siempre pensé que había terminado medio de casualidad ahí, pero hoy estoy convencida que todo fue por algo y que mi trabajo y lo que armé con el tiempo es gracias a eso”.
Conoció a su pareja y se casaron en Argentina en enero del 2013. Por entonces tenían ganas de hacer la experiencia de vivir afuera. Él consiguió que lo trasladaran a New York y se fueron en agosto de ese mismo año. En el 2016 les tocó mudarse a Ciudad de México donde estuvieron 2 años en los que vivieron dos terremotos durísimos. “No era la ciudad para nosotros”, afirma. A Londres llegó por primera vez con su pareja en el 2015. “En ese momento vivíamos en New York que para mi era la mejor ciudad del mundo -recuerda-. Pasamos por allí unos días para conocer. Llegamos con una lista de cosas para hacer que fuimos chequeando prolijamente. Me pareció una ciudad linda, pero no le encontré un gran atractivo, mucho menos comparándola con mi amada New York. Volvimos un par de años después a visitar familia y me pasó lo mismo, pensé que no había mucho más para ver- ¡Qué equivocada que estaba!”.
Cuando aquella época de México se puso áspera, empezaron a buscar alternativas y apareció Londres. Se mudaron en el 2018. “Si Dios quiere y la vida acompaña, la idea es quedarnos acá unos cuantos años más”, dice ahora Mechi, ya seducida por la ciudad.
“Vivir afuera es una aventura de subidas y bajadas emocionales -explica-. Cuando llegamos a Londres ya teníamos experiencia de mudanza internacional, y también la suerte de que en la ciudad vive mi cuñado con su mujer y sus hijos. Todo eso hizo que el desembarco fuera un poquito más fácil. Ayudó mucho pero igual había que empezar de cero. Vivir en un país nuevo significa que hay que aprender sobre las costumbres, cómo sacar turno en el médico, cómo pagar los impuestos, entender cómo separar la basura, ir al supermercado y ver qué marcas te gustan, adaptarse a los nuevos sabores. Pero además hay que hacer amigos, conocer gente, buscar conexiones. Sumale a eso que esta ciudad es inmensa, y a veces no es fácil encontrar amigos que vivan cerca”.
Mechi descubrió Londres en serio cuando se mudó en el 2018. Se dio cuenta de que para disfrutarla hay que vivirla y no ir con el itinerario tildando sitios que visitar. “Hoy New York bajó mucho en mi lista y Londres es la número uno, con todo lo bueno y lo malo que tiene vivir en el Reino Unido”, sostiene.
Vivieron siempre en el mismo barrio, en Putney, en el sur oeste de Londres. A lo largo de los siglos, ha sido un sitio al que los londinenses acudían para disfrutar de actividades de ocio, espacios verdes y aire puro. Es conocido por ser un importante centro de remo. Con impresionantes vistas al río es considerado uno de los barrios más atractivos de la ciudad. “Caímos de casualidad allí -cuenta Mechi-, buscábamos algo con buen transporte público, céntrico pero no tanto, y de fácil acceso a lo de mi cuñado. Estábamos en un departamento cerca de la High Street del barrio, teníamos todo muy cerca, pero era un lugar súper ruidoso y los últimos años lo sufrimos bastante. Londres puede no ser una ciudad ruidosa, sobre todo cuando te vas para los barrios residenciales como Putney, pero donde estábamos nosotros era insoportable a todas horas del día. Hace un mes nos mudamos a Earlsfield que también queda en el sur oeste. Estamos todavía descubriendo el sitio, un poquito más alejados de la High Street, pero felices porque se acabó el ruido”.
Mientras estuvo en Argentina, Mechi trabajó más de 10 años en publicidad, y cuando se fue decidió que no quería seguir en el rubro. “Aproveché el cambio de país para empezar a explorar otras cosas -explica-. Trabajé de cocinera en una startup en New York, también tenía un blog y subía recetas, en México volví a la publicidad por un ratito”.
Cada mudanza significaba reinventarse. Empezar de cero a buscar trabajo. Una vez que terminaron de acomodarse empezó a salir a pasear. “Compré libros de lugares secretos y caminatas -relata-. Salía 2 o 3 veces por semana a descubrirlos y a sacar fotos que subía a mi instagram personal hasta que armé una cuenta separada (@londresmyway). Salía a pasear y subía todo el paseo a mis historias. Buscaba información sobre los lugares, su historia y la compartía con mis seguidores. Mostraba Londres a mi manera, con mi mirada. Y siempre me tomaba una cervecita en algún pub”.
Para 2019, aún sin reels, Mechi se fue transformando poco a poco en influencer con sus fotos. En diciembre del 2019 alguien la contactó para decirle que quería ir a pasear con ella. “Llena de miedos e inseguridades le dije que sí -recuerda-. Hice un tour a la gorra. ¡Fue un éxito! La pasé tan bien que empecé a armar recorridos… Pero llegó la pandemia. Con todo lo malo y horrible que vivimos, puedo decir que también me ayudó a armar mi negocio y a darme a conocer. En Inglaterra te dejaban salir de tu casa, no estábamos 100% encerrados. Me compré una bici y salía a filmar videos. O, cuando ya se podía, me tomaba el subte y me iba a caminar horas por Londres. Todo lo subía a Instagram. Hacía vivos mostrando fotos y contando lo que había visitado. Fue un momento perfecto, porque todos estábamos consumiendo redes a más no poder”.
Para Mechi lo más difícil de su emprendimiento fue y es la dinámica de las redes. “Para estar presente, para que la gente te vea y compre tus productos, hay que producir contenido constantemente -añade-. Trabajo 100% sola, un poco por obsesiva y otro poco porque me gusta la onda del negocio chiquito y el servicio personalizado. Mi trabajo es ser la creativa, la guionista, la fotógrafa, la editora, la administrativa, la de atención al cliente, la de social media y todo lo que se te ocurra”.
Al brindar el tipo de info gratuita que ofrece en sus cuentas de Instagram y TikTok, le llegan cientos de consultas. Pasa muchas horas respondiendo mensajes. Hoy con más de 100 mil seguidores cada vez se le hace un poco más difícil.
“Los londinenses en general son amables y educados -explica Mechi-. Eso sí, son cortos y, a veces, no son directos. Pueden estar diciéndote algo con la mejor sonrisa del mundo en un acento divino, pero cuando los mirás a los ojos te das cuenta que en realidad te quieren matar”.
La primera vez que llegaron a la ciudad en el 2015 lo hicieron al aeropuerto de Heathrow. “Fuimos a comprar las tarjetas Oyster para movernos en transporte público -rememora-. No entendíamos nada. El sistema es complicado para el que viene por primera vez. Fuimos al mostrador de información a hacer la compra. Preguntamos: ¿esto nos sirve para todos los medios? El señor respondió amablemente que sí. Mi marido se quedó pagando y siguió charlando con él. En un momento le vuelve a hacer la misma pregunta, pero de otra forma como para asegurarse y quedarse tranquilo de que había entendido bien. El caballero con la mejor sonrisa del mundo le dijo “señor, como le dije, sí, esta tarjeta le va a servir para todos los medios de transporte”. Mi marido le agradeció, se dio vuelta, fue caminando hacia mí con las tarjetas en la mano y me dijo: nunca me habían tratado de nabo de una forma tan pero tan elegante y amable”.
Mechi es hoy otra persona. Antes le gustaba quedarse en casa. Ahora necesita salir de casa todos los días a caminar. Anda en promedio 10 km por día. “Me gusta descubrir lugares y disfruto mucho las caminatas por la naturaleza, los cientos de bosques y parques gigantes que hay en Londres”, confirma.
Todos sus días son distintos. Generalmente tiene algún tour 2 ó 3 veces por semana. A veces 2 en un día. Se despierta entre las 6 y las 7, desayuna, responde los mensajes de las redes y mails de la noche anterior. Hoy vive en zona 3 de transporte público, y más o menos tarda entre 45 y 50 minutos en ir al centro. “Es el tiempo promedio de viaje en Londres”, confirma. Saca fotos, sube un par de historias y se va a dar el tour. “Generalmente estoy mucho en la zona de la City of London o en Westminster, pero cuando tengo tours privados de todo el día me toca ir a buscar a los clientes a sus hoteles y eso es siempre divertido porque conocés lugares nuevos. Siempre entro a chusmear los baños de los hoteles”.
Si tuvo un tour de medio día a las 2.30 ó 3 está de vuelta en casa y ahí hace de todo un poco. A veces le toca tener llamadas de asesoramiento. Siempre sube historias contando lo del día, piensa en nuevo contenido para las redes, busca info sobre Londres, responde mails, hace un poco de administración del negocio. “Y las cosas de la casa que hacemos todos: limpiar, lavar ropa, ir al súper, cocinar -sigue-. A las 7 me pongo a preparar la comida porque comemos temprano. Respondo un par de mensajes más, vemos una serie y a las 10 ó 10.30 arranca la rutina de la noche para ir a dormir”.
Londres puede ser abrumadora, y la cantidad de información que hay online es una locura. El asesoramiento sirve para bajar las ideas, tener un plan y sobre todo para tener una opinión sincera de alguien que vive allí.
• El museo Victoria & Albert: “es conocido pero la gente no lo visita. Es una locura de lindo y es un museo multifacético que tiene, para mi, una de las cafeterías más lindas de Londres”.
• El barrio de Richmond: “para los que vieron Ted Lasso es una visita que no puede faltar. Es Londres pero no es Londres, es mega ciudad y es un campo con vacas pastando. Y todo al lado del Támesis”
• El mercado de Brick Lane de los domingos: “la zona de Shoreditch es mega conocida, pero los turistas no la visitan tanto. Los domingos hay mercado callejero y es espectacular. Además es la zona de los graffitis”.
• El Imperial War Museum:”está en mi top 3 de museos. Cuenta la historia de las guerras que vivió el país pero desde el lado de la gente. Tiene salas sobre la primera y segunda guerra y una galería sobre el holocausto que es durísima pero súper bien expuesta”.
• La City of London: “es mi barrio favorito de Londres. Más allá del tour que hago por ahí, el casco histórico de Londres no es para nada tradicional. Está lleno de historia, contrastes impactantes entre moderno y antiguo, muchos callejones y secretos increíbles”.
Si querés irte de escapada desde Londres, Mechi sugiere ir a Bath. “Una ciudad increíble -confirma-. Podés visitar los baños romanos, y caminar por las calles de los libros de Jane Austen y Bridgerton. Con un poquito más de tiempo hay lugares imperdibles como Edimburgo y ciudades chiquitas pero espectaculares como York. Y si te animás a manejar del otro lado no podés dejar de visitar la zona de los Cotswolds, la famosa campiña inglesa”.
Mechi asegura que para irse a vivir a Londres hay que tomárselo con calma. “Los primeros meses, o a veces el primer año es difícil -sostiene-. Londres y su inmensidad te llevan puesta. Es cara y hay que estar preparado para adaptarse a eso. El clima a veces no ayuda, no llueve tanto como todos creen pero los inviernos son largos y los días muy cortos en esa época. Por último es indispensable saber inglés. No tenés que hablar perfecto, pero poder comunicarte va a hacer que tu vida sea mucho más fácil”.
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