La seguridad vial es una preocupación constante para conductores y autoridades, siendo un aspecto fundamental para prevenir accidentes mantener la presión adecuada en las llantas del vehículo. Este factor, a veces subestimado, influye directamente en la estabilidad, el control y la eficiencia del auto.
Un estudio de Bridgestone analizó restos de neumáticos de vehículos involucrados en accidentes de tráfico en México y encontró que un número considerable de personas murieron o presentaron heridas graves por llantas en mal estado
Fabricantes de neumáticos como Continental, que suministran a marcas como BMW, Mercedes-Benz y Audi, enfatizan la necesidad de contar con una presión adecuada según las especificaciones del fabricante del vehículo.
Mantener la presión adecuada en las llantas es esencial para la seguridad y el rendimiento óptimo de vehículos de alta gama como BMW, Mercedes-Benz y Audi. Algunas recomendaciones para cada modelo y tipo de neumático son:
Para modelos como el BMW Serie 3, la presión recomendada suele oscilar entre 2.2 y 2.5 bares (32-36 psi) en las llantas delanteras y traseras, dependiendo de la carga y el tamaño del neumático.
En cuanto a los vehículos como el Mercedes Clase C, las presiones recomendadas varían según el modelo y la carga. Para un Mercedes C 220 CDI, se sugiere una presión de 2.2 bares (32 psi) en las llantas delanteras y 2.3 bares (33 psi) en las traseras.
Asimismo, para un Audi A4, las presiones suelen estar entre 2.3 y 2.5 bares (33-36 psi) en las llantas delanteras y traseras. Estas cifras varían según el tamaño del neumático y la carga del vehículo.
Es fundamental consultar el manual del propietario o la etiqueta en el marco de la puerta del conductor para obtener información.
Contar con la presión correcta en las llantas es esencial para la seguridad del conductor, pasajeros y peatones, junto con preservar el rendimiento del vehículo. Una presión mal calibrada puede afectar negativamente la estabilidad, el control y la capacidad de frenado del auto.
Además, incrementa el riesgo de reventones y desgaste irregular de los neumáticos, lo que puede derivar en accidentes graves. También, la presión insuficiente aumenta la resistencia al rodamiento, lo que se traduce en un mayor consumo de combustible y emisiones contaminantes.
Por otro parte, una presión excesiva de los neumáticos reduce la superficie de contacto con la carretera, disminuyendo la tracción y afectando la maniobrabilidad del vehículo.
La presión adecuada de las llantas es un factor determinante en la prevención de accidentes. Una presión incorrecta puede provocar pérdida de control del vehículo, especialmente en condiciones adversas como lluvia o nieve. Además, afecta la distancia de frenado, incrementando el riesgo de colisiones.
Según la Dirección General de Tráfico de España, una presión inferior a la recomendada puede aumentar la distancia de frenado en carreteras mojadas en 11 metros.
Este dato destaca la importancia de mantener la presión adecuada, para garantizar una respuesta óptima del vehículo en situaciones de emergencia.
La presión adecuada de las llantas influye en el rendimiento y la durabilidad del vehículo. Una presión incorrecta puede provocar un desgaste desigual de los neumáticos, reduciendo su vida útil y generando costos adicionales por reemplazo prematuro.
También, una presión inadecuada afecta la eficiencia del combustible. Según estudios, una presión inferior a la recomendada puede aumentar el consumo de combustible en un tanque lleno al año. Por lo tanto, mantener la presión correcta contribuye a una conducción más económica y sostenible.
Es fundamental revisar la presión de las llantas regularmente, al menos una vez al mes y antes de emprender viajes largos. Esta verificación debe realizarse con las llantas frías, porque la temperatura puede influir en la lectura.