Tímidamente, una nueva forma de hacer negocios se asoma y crece en la Argentina. A un costado de los negocios con impacto social -aquellos que contribuyen con el entorno, más allá de buscar beneficios financieros- se ubican los denominados “negocios sociales”. Se trata de iniciativas creadas para dar solución a desafíos ambientales y sociales, para lo que se apoyan en la comercialización de productos o servicios, y cuya ganancia reinvierten al 100%.
“Estos modelos de negocio de vanguardia permiten involucrar al consumidor para lograr escala y crear más impacto. Son robustos y viables a largo plazo porque son financieramente sostenibles”, señaló Vanesa Vázquez, gerente de Impacto Positivo de Cervecería y Maltería Quilmes (CMQ), compañía que lanzó Cebada Gauchada como negocio social en 2022: está centrado en la comercialización de cebada perlada -ingrediente esencial de la cerveza- a través del sitio de e-commerce TADA y de cadenas de supermercados.
El negocio fue diseñado con el objetivo de impulsar el crecimiento e involucrar al consumidor en su plataforma de impacto social -llamada también Gauchada- que trabaja en tres pilares. Estos son la alimentación -con donaciones de cebada perlada a comedores comunitarios, y con talleres de cocina-; la educación -con un programa de fortalecimiento de organizaciones sociales y ciclos de charlas-; y el emprendedurismo social -a través de un programa de capital semilla-.
“Desde su lanzamiento, llegamos a más de 2 millones de personas y a 1000 organizaciones de la sociedad civil, a través de programas de formación, el apoyo a emprendimientos y la entrega de más de 1 millón platos de cebada a las personas que más lo necesitan”, explicó Vázquez. Y añadió: “En 2024, con el objetivo de seguir escalando y fortaleciendo la iniciativa, lanzamos la campaña ‘Hagamos una gauchada entre todos’ y concretamos la donación de platos de cebada -que fueron distribuidos a través de la Asociación Conciencia, Banco de Alimentos y Cáritas-, para apoyar a familias y comedores comunitarios en su acceso a una alimentación nutritiva. Sumamos al operador logístico Andreani, para que envíe los paquetes vendidos mediante TADA de manera gratuita a todo el país”.
Otro de los negocios que nació encuadrado en este modelo, con un propósito claro, es Gracias. “Buscamos tender un puente entre quienes tienen una necesidad y quienes desean contribuir a erradicar la pobreza en la Argentina. Estamos seguros de que esto depende, en gran medida, de que las buenas voluntades cuenten con vehículos confiables para que cada argentino tenga la oportunidad de ser un transformador de la realidad”, señaló Manuel Romero, cofundador de la empresa.
De acuerdo con el emprendedor, fue mientras trabajaba de voluntario en África e India que se dio cuenta que el asistencialismo no sería capaz de traccionar cambios sustanciales, y que para lograr una transformación a escala, resultaba imperativo que los proyectos sociales contaran con un fondeo continuo que garantizara su permanencia en el largo plazo. Y tras una charla con su amiga Priscilla Rusa, en la que ella le comentó sobre la existencia de negocios que transferían sus ganancias a causas sociales, no lo dudaron y se embarcaron juntos en la creación de Gracias en 2016.
Actualmente, la firma comercializa productos de consumo masivo y regalos corporativos a través de su canal online. Y una vez cubiertos los costos operativos, dona sus ganancias al desarrollo de proyectos sociales que buscan garantizar el acceso a agua segura, la nutrición infantil y la salud y bienestar. ”Para llegar a las comunidades, trabajamos en conjunto con organizaciones sociales que trabajan en los territorios y a las que elegimos en base a su probada credibilidad y trayectoria”, precisó.
“Por cada par de Toms Shoes que se venden en cualquier parte del mundo, regalamos otro en la Argentina”: esa fue la premisa con la que el argentino Alejo Nitti y su amigo estadounidense Blake Mykoskie crearon la marca de alpargatas Tom Shoes en 2006. Y así, en ese primer año, comercializaron 10.000 pares y distribuyeron esa misma cantidad a niños en diferentes localidades del país.
La idea recibió el premio al emprendedor del año 2009 en Estados Unidos, un galardón entregado por Hillary Clinton. Para 2020, Toms Shoes ya había entregado más de 100 millones de pares de zapatos en el mundo. Y un año después, viró del modelo “One to one” a otro basado en la donación de un tercio de las ganancias a causas sociales, a través de subvenciones monetarias y asociaciones con organizaciones comunitarias.
Actualmente, Toms Shoes comercializa también anteojos, bolsos e indumentaria, y contribuye con la sociedad mediante tratamientos oftalmológicos, asistencia médica y programas para parteras, entre otras acciones. La nómina de países involucrados incluye a la Argentina, Etiopía, Haití, Guatemala, México, Ruanda, Sudáfrica y los Estados Unidos.
A nivel global, uno de los casos más resonantes de los últimos años es el de la marca de indumentaria para deportes al aire libre Patagonia, fundada hace medio siglo por el empresario y escalador estadounidense Yvon Chouinard. Desde el inicio, la firma tuvo un ojo puesto en reducir su impacto ambiental: se erigió como una Empresa B e hizo foco en prácticas sustentables. En 1984, se comprometió a donar el 1% de ventas o el 10% de ganancias -lo que fuera más alto- a organizaciones ambientalistas- y en el 2000 creó el plan “1% para el Planeta” para alentar a las empresas a dar el 1% de las ventas brutas para apoyar la conciencia ambiental.
No obstante, en 2022, la familia Chouinard fue por más y transfirió toda la propiedad a dos nuevas entidades: el fideicomiso Patagonia Purpose Trust -dueño de todas las acciones con derecho a voto de la compañía (2%) y creado para evitar una desviación de la intención del fundador-; y Holdfast Collective -dueña de las acciones sin derecho a voto (98%) y la que usará cada dólar que reciba para proteger la naturaleza y la biodiversidad-.
“Ha pasado medio siglo desde que comenzamos nuestro experimento de un negocio responsable. Si tenemos alguna esperanza de tener un planeta próspero en 50 años más, se necesitará que todos hagamos lo que podamos con los recursos que tenemos. Como el líder empresarial que nunca quise ser, estoy haciendo mi parte”, señaló en ese entonces Yvon Chouinard, en una asamblea global frente a sus más de 3000 empleados en el mundo.
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