El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la implementación de un arancel del 25% sobre las importaciones provenientes de México y Canadá. La medida, efectiva a partir del 1° de febrero de 2025, busca incentivar la producción nacional y proteger la industria estadounidense. Sin embargo, expertos advierten que podría tener un impacto negativo en la economía, incrementando los precios de productos y afectando las cadenas de suministro.
México y Canadá son socios comerciales clave para Estados Unidos, particularmente en sectores como el automotriz, el agrícola y el energético. El aumento en los costos de importación podría repercutir directamente en el bolsillo de los consumidores estadounidenses. Además, existe el riesgo de que los países afectados respondan con medidas similares, desatando una guerra comercial que complicaría las relaciones bilaterales y podría frenar el comercio regional, según CNN.
En 2024, las importaciones de vehículos desde México alcanzaron los US$87,000 millones, mientras que los repuestos sumaron otros 64,000 millones. Desde Canadá, las importaciones de vehículos de motor totalizaron US$34,000 millones. La aplicación de aranceles del 25% encarecerá estos productos, generando un impacto directo en los precios que pagan los consumidores.
Las empresas automotrices que operan en Estados Unidos dependen en gran medida de las cadenas de suministro establecidas con México y Canadá. La imposición de aranceles podría obligarlas a trasladar esos costos adicionales al precio final de los vehículos y repuestos. Esto no solo afecta a los consumidores, sino también a los fabricantes, que podrían perder competitividad frente a marcas extranjeras.
Canadá es uno de los principales proveedores de petróleo y gas natural para Estados Unidos. En 2024, las importaciones de estos recursos desde Canadá alcanzaron los US$97,000 millones. La aplicación de aranceles del 25% a estos productos podría incrementar los costos de importación.
Este impacto será particularmente evidente en regiones como los Grandes Lagos, el Medio Oeste y las Montañas Rocosas, donde la dependencia del petróleo canadiense es mayor. Además, el aumento en los costos de los combustibles podría tener un efecto dominó en otros sectores, elevando los precios de transporte y, por ende, de productos básicos y servicios esenciales.
México es uno de los principales exportadores de productos agrícolas a Estados Unidos. En 2024, las importaciones de estos productos sumaron US$46,000 millones. Entre los bienes más destacados se encuentran frutas frescas, verduras y bebidas alcohólicas como cerveza y tequila. Con la implementación de los aranceles, estos productos enfrentarán incrementos en sus costos.
Empresas como Constellation Brands, que importa cervezas de marcas populares como Modelo y Corona, podrían ver un aumento en sus costos de hasta un 16%. Esto se traducirá en un alza del precio al consumidor de aproximadamente un 4.5%. Por otro lado, productos como aguacates, tomates y otros alimentos frescos también experimentarán incrementos, afectando directamente el presupuesto de las familias estadounidenses.
Por un lado, los consumidores enfrentarán precios más altos en una variedad de productos esenciales, desde alimentos hasta combustibles y vehículos. Por otro lado, las empresas afectadas tendrán que buscar maneras de adaptarse, ya sea trasladando los costos a los consumidores o explorando nuevos mercados.
Existe también la posibilidad de que México y Canadá respondan con medidas similares, iniciando una guerra comercial que afectaría a las economías de los tres países.
Las empresas multinacionales están evaluando estrategias para mitigar el impacto de los aranceles. Por ejemplo, Sumitomo Electric, uno de los principales fabricantes de arneses de cables para automóviles, advirtió que podría trasladar su producción de México a países del sudeste asiático como Vietnam y Filipinas.
Algunas empresas estadounidenses también comenzaron a explorar opciones para aumentar su producción local. Sin embargo, este proceso no es inmediato y requiere inversiones en infraestructura y capacitación. Mientras tanto, los consumidores podrían enfrentar años de precios elevados mientras se ajustan las cadenas de suministro.