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sábado, febrero 22, 2025

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Muy distintos: Las diferencias entre la gestión y las ideas de Lacalle Pou y Milei

Este momento del gobierno de Lacalle Pou muestra claramente el «Uruguay que es, fue y será así» (1) y resalta una vez más el país del inmovilismo que tanto alaba el Batllismo.

A diferencia de figuras como Sanguinetti o Lacalle Pou, Javier Milei representa una ruptura total con ese statu quo. 

Mientras los políticos uruguayos, incluso los más reformistas, suelen operar dentro de un sistema socialdemócrata estable y pragmático, Milei propone un cambio radical, con ideas como reducir drásticamente el Estado, eliminar empresas públicas y promover un liberalismo extremo. 

En Uruguay, nadie ha osado desafiar las estructuras tradicionales con esa audacia; los partidos locales, aunque discuten matices, evitan propuestas disruptivas por miedo a desestabilizar el consenso político. 

| Redacción

Milei, en cambio, tiene las agallas que el sistema uruguayo nunca tuvo: se lanza sin temor a cuestionar todo, desde las bases económicas hasta las relaciones internacionales, sin importar las críticas o las consecuencias. 

Eso es lo que lo hace único y lo distingue de los líderes uruguayos, que prefieren mantener el barco navegando en aguas conocidas antes que arriesgarse a una tormenta.

Me gustaría hacer una comparación con las reformas del Presidente Javier Milei en Argentina y Luis Lacalle Pou en Uruguay, para analizar diferencias notables en su enfoque y filosofía política:

Rol del Estado: Milei ha promovido una reducción significativa del Estado, abogando por privatizaciones y desregulación, en línea con su ideología libertaria. 

| Redacción

En contraste, Lacalle Pou defiende un «Estado fuerte», no necesariamente grande, pero sí con instituciones robustas y una clara separación de poderes, argumentando que esto es esencial para la cohesión social y el goce de la libertad individual. 

He aquí un punto interesante, si bien Lacalle Pou nunca se definió como anarco-capitalista como Milei ni negó el rol del Estado como hace el mandatario argentino, del 2014 al 2024 Lacalle tuvo un viraje en su discurso. 

En la campaña del 2014, para Lacalle Pou, el Estado era un estorbo para la libertad individual y el desarrollo económico. 

Sus discursos, si bien no llegaron a un extremo estatista, viraron hacia la necesidad de un Estado fuerte para garantizar esas libertades individuales, con frases que quedarán en la historia como que «el Estado hace precito» (4). 

Este corrimiento al centro extremo, del cual Lacalle Pou se enorgullece, llevó a la crítica enfurecida del libertarianismo mileista y a catalogar al mandatario uruguayo como «tibio», «zurdito» o «zurdopata» al decir de Federico Leicht (5) , y a ganarse algún aplauso kirchnerista por contraponer a Milei en su discurso, algún comentario halagador con ironía de algún frentista «al fin se da cuenta» y todo el aplauso máximo multicolor uruguayo y coreano-centrista argentino anti-Milei. 

El rédito es más bien personal; poco queda de esto positivo en posiciones centristas, que terminan validando en los hechos a las posiciones más de izquierda.

Reformas Específicas: Mientras Milei ha implementado medidas a través de decretos de necesidad y urgencia (DNU) y un ambicioso proyecto de ley ómnibus para reformar el Estado argentino, las reformas de Lacalle Pou han sido más centradas en consolidar estabilidad económica y social sin tanto énfasis en la reducción del Estado, sino en su eficiencia y la cohesión social.

En resumen, las reformas de Milei buscan una transformación profunda y rápida del Estado hacia un modelo más liberal, mientras que Lacalle Pou se enfoca en un equilibrio entre liberalismo económico y la necesidad de un Estado activo en áreas clave para la sociedad uruguaya.

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