En una contundente demostración de confianza en su programa económico, el gobierno de Javier Milei, a través del Banco Central de la República Argentina (BCRA), se comunicó la emisión de una nueva serie del Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal) por hasta USD 3.000millones, y la liberación del cepo cambiario para las nuevas inversiones extranjeras que ingresen al país con fines productivos o financieros.
Este ambicioso esquema se enmarca dentro de la Fase 3 del programa económico, cuyo foco está puesto en normalizar el mercado de cambios, fomentar el desarrollo del mercado de capitales local y consolidar el equilibrio macroeconómico. La iniciativa, calificada por el propio Banco Central como parte de una estrategia “macroprudencial”, busca reducir la volatilidad propia de los flujos especulativos de corto plazo y dar señales claras de estabilidad y previsibilidad a los inversores internacionales.
La novedad más destacada es la liberación del acceso al Mercado Libre de Cambios (MLC) para los inversores del exterior que ingresen capitales nuevos. Esta apertura permitirá que dichos fondos puedan ser repatriados sin restricciones, siempre que los activos adquiridos permanezcan en el país por un plazo mínimo de seis meses, verificado por la entidad financiera interviniente.
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Este plazo, explicaron desde el BCRA, responde a la necesidad de “limitar la volatilidad que podrían generar los capitales de corto plazo” y al mismo tiempo, dar herramientas sólidas a quienes quieran operar en el mercado financiero argentino. De hecho, bajo este nuevo marco normativo, los fondos del exterior también podrán acceder al mercado de futuros como instrumento de cobertura cambiaria, lo que “mejora las condiciones para todos los participantes del mercado de futuros financieros y contribuye a fortalecer la liquidez y la transparencia en la formación de precios”.
Desde el Central remarcaron que estas decisiones aumentan “la visibilidad y el atractivo de los activos financieros argentinos frente a fondos institucionales y otros vehículos de inversión” que replican índices de referencia globales, allanando el camino para una futura inclusión de instrumentos locales en dichos índices.
Complementando esta apertura, el BCRA confirmó el lanzamiento de la cuarta serie del Bopreal, bono en dólares destinado a absorber excedentes monetarios y dar salida ordenada a pasivos heredados. A diferencia de las ediciones anteriores, esta emisión está orientada a atender deudas comerciales previas al 12 de diciembre de 2023, dividendos no distribuidos y servicios de deuda con entidades vinculadas.
El nuevo Bopreal estará denominado en dólares, pero podrá suscribirse en pesos, tendrá un plazo de tres años, pagará intereses semestrales –cuya tasa se informará oportunamente– y devolverá el capital en un solo pago al vencimiento. La colocación, por un total inicial de hasta USD 3.000 millones, se realizará en licitaciones sucesivas por adhesión, cuyas fechas serán comunicadas mediante una Comunicación “B” del BCRA.
Las emisiones previas del Bopreal ya habían servido para descomprimir los pasivos acumulados por importadores hasta fines de 2023. Ahora, esta nueva serie se alinea con las recientes flexibilizaciones al acceso al MLC, particularmente en lo referido a pagos de intereses financieros con vinculadas y a distribución de utilidades correspondientes a ejercicios iniciados desde el 1° de enero de 2025.
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El anuncio de estas medidas estructurales coincidió con una jornada clave en la política cambiaria argentina: el BCRA recibió el primer desembolso del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 12.000 millones, como parte de un total pactado de USD 20.000 millones.
Con este ingreso, las reservas brutas treparon a USD 36.799 millones, un salto significativo que fortalece el frente externo del país y le permite al Tesoro avanzar con la recompra de Letras Intransferibles en manos del BCRA, mejorando así la hoja de balance de la autoridad monetaria.
El segundo día de vigencia del nuevo esquema de flotación cambiaria administrada, que mantiene al dólar en torno a los $1.200, transcurrió con absoluta estabilidad y sin intervención del BCRA en el mercado, otro indicador de la firmeza del modelo en marcha.