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miércoles, abril 23, 2025

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«Una máquina agrícola nacional cuesta el doble que la usada que ahora se puede importar»

En contacto con Canal E, el economista de CREA, Santiago Giraud, hizo hincapié sobre la decisión del Gobierno de habilitar la importación de maquinaria agrícola usada, lo cual desató una fuerte controversia en el sector agropecuario y la industria nacional, además de la falta de competitividad que viene sufriendo el sector ante la fuerte presión impositiva.

Según explicó Santiago Giraud, los precios se dispararon entre 2022 y principios de 2024, impulsados por “las crecientes restricciones al comercio exterior durante la administración anterior y la opacidad del sistema de permisos como las SIRAs”. Más allá de la normalización de las importaciones, “los valores no retrocedieron, lo que deja a productores y contratistas pagando sobreprecios respecto a Brasil, Estados Unidos y otros países competidores”.

“Los productores reciben menos por sus granos y pagan más por sus insumos”, advirtió. “El productor argentino cobra 30% menos por la soja que su par brasileño, porque hay retenciones. Y al mismo tiempo, paga maquinaria más cara. Esa ecuación es insostenible”.

Golpe a la rentabilidad y la capacidad de generar empleo

Giraud explicó que, a diferencia de otras industrias que pueden trasladar sobrecostos al consumidor, “el productor agropecuario no tiene margen de maniobra. Vende a precio internacional menos retenciones, y encima en un contexto de precios de granos a la baja”.

“La relación maquinaria-granos es peor que en los países limítrofes”, señaló. “Eso no solo afecta al productor, también a los contratistas rurales, que muchas veces no tienen tierra, pero su capital es la maquinaria. Este desbalance golpea directamente su rentabilidad y su capacidad de generar empleo”, añadió.

La presión impositiva y su impacto en la competitividad

Frente a las críticas de la Asociación de Fabricantes de Tractores (AFAT), que alertó sobre un posible colapso de la industria nacional, el economista de CREA comentó: “Es una advertencia válida desde su perspectiva. Pero los productores y contratistas también dan empleo, y los sobrecostos locales atentan contra eso”.

A su vez, reconoció que, “la presión impositiva y otras dificultades hacen que competir desde Argentina sea difícil”, pero planteó que si el modelo oficial no garantiza competitividad vía dólar, “tiene que haberla vía costos más razonables en la microeconomía”.

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