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martes, junio 3, 2025

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El juego de máscaras de Lacalle Pou: un gobierno zurdo encubierto

Desde el inicio de su mandato en 2020, Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, ha proyectado una imagen de líder pragmático y moderado, un supuesto baluarte de la derecha uruguaya que prometía un gobierno de orden, austeridad y valores tradicionales. Sin embargo, un análisis crítico de su gestión revela una verdad inquietante: Lacalle Pou ha gobernado como un zurdo encubierto, escudándose en una red de ministros y operadores políticos que ejecutan una agenda progresista alineada con directrices internacionales, como la Agenda 2030 de la ONU. Mientras él mantiene las manos limpias, delega las tareas más polémicas a sus «sicarios mediáticos» y figuras clave de su entorno.

La Elección de Argimón: Una Feminista al Servicio de la Agenda 2030

Uno de los movimientos más reveladores de Lacalle Pou fue la designación de Beatriz Argimón como vicepresidenta, la primera mujer en ocupar este cargo en la historia de Uruguay. A primera vista, esto podría interpretarse como un gesto de apertura y modernidad. Sin embargo, Argimón, una autoproclamada feminista, ha sido señalada como una operadora que trabajó en sintonía con el Frente Amplio durante los cinco años de gobierno, promoviendo una agenda de género alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

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¿Era Lacalle Pou realmente ajeno a esta inclinación ideológica de Argimón cuando la eligió como su compañera de fórmula en 2019? La senadora Graciela Bianchi, defensora acérrima de Lacalle Pou, afirmó recientemente en Azul FM que Argimón “operó con el FA durante los cinco años” de gobierno. La ironía es que Lacalle pretende hacerse el desentendido, como si “se enteró por X que Argimón era femibolche”. Nada más lejos de la realidad: la elección de Argimón fue un cálculo deliberado para apaciguar a las élites globalistas.

Ministros Zurdos: Arbeleche y el Keynesianismo Encubierto

Otro pilar de esta estrategia ha sido la designación de ministros con inclinaciones ideológicas contrarias al discurso de derecha que Lacalle Pou proclamaba en campaña. Un ejemplo paradigmático es Azucena Arbeleche, de la escuela de Danielo Astori, cuya gestión ha sido keynesiana, con énfasis en el gasto público y sin reformas estructurales liberales.

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Lacalle, lejos de cuestionar estas políticas, ha respaldado a Arbeleche, permitiéndole operar como tecnócrata. Esta duplicidad le permite mantener un discurso de derecha mientras aplica políticas de izquierda.

| Redacción

Otro movimiento revelador fue la creación del Ministerio de Ambiente, en 2020. Esta decisión responde directamente a los dictados de la Agenda 2030 y ha sido vista como una concesión a las presiones internacionales. Mientras Lacalle Pou se muestra como un pragmático económico, delega la agenda verde a este ministerio.

Sicarios Mediáticos: Bianchi, Da Silva y Álvarez como Escudo

Para evitar el desgaste político de estas decisiones, Lacalle Pou ha utilizado a una red de “sicarios mediáticos” que actúan como voceros oficiosos. Figuras como Graciela Bianchi, Sebastián Da Silva y Nacho Álvarez han sido claves en canalizar la indignación de la base derechista mientras Lacalle se mantiene al margen.

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Nacho Álvarez ha utilizado su plataforma mediática para amplificar críticas, señalando a Argimón como una “infiltrada”. Así, Lacalle mantiene una imagen conciliadora mientras sus aliados atacan por él, desviando la atención de su responsabilidad directa.

Una Traición a la Derecha Uruguaya

La táctica de Lacalle Pou es clara: gobernar desde las sombras, utilizando a ministros y operadores políticos para avanzar una agenda progresista que él nunca asumiría públicamente. Al elegir a Argimón y Arbeleche, ha demostrado que su compromiso con los valores de la derecha es superficial.

Mientras tanto, sus “sicarios mediáticos” actúan como cortinas de humo. La derecha uruguaya, que lo respaldó con la esperanza de un cambio real, se encuentra ahora traicionada por un presidente que ha abrazado el progresismo, escondido tras una fachada de moderación.

Es hora de que los uruguayos despierten y vean a Lacalle Pou por lo que realmente es: un líder que, bajo el disfraz de la derecha, ha gobernado con tácticas zurdas, manipulando el escenario político para mantenerse en el poder sin pagar el costo de sus decisiones.

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