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jueves, diciembre 26, 2024

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Misión blindar a Federico Sturzenegger a la espera del «milagro» de un aluvión de «Dromis»

El poder económico mira con atención los próximos 60 días del Ministro más gravitante para Javier Milei. El «teorema del Pato» para las desregulaciones y las oportunidades de negocios en telecomunicaciones, energía y recursos naturales. La pelea por los decretos.

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El Presidente visitó el viernes los oficinas del Ministerio de Desregulación. 

El Presidente visitó el viernes los oficinas del Ministerio de Desregulación. 

Hubo una serie de postales que el poder económico miró durante el fin de semana. En todas, además de Javier Milei, el protagonista de la saga fue el Ministro de Desregulación y Transformación del Estado Federico Sturzenegger. Desde la visita relámpago del viernes a sus oficinas, la recreación del “afuera” que grafica la motosierra interminable y la premonición de que Elon Musk podría emular su rol en la administración de Donald Trump, las señales se dirigieron a dejar en claro quién es hoy el funcionario más relevante del gobierno libertario.

Por eso, más allá de Aerolíneas, Intercargo, las Universidades, el correo, la nominación de jueces y cuanta medida se anuncie con impacto público, el objetivo de fondo es que estallen una serie de bombas que –como en el juego buscaminas- protejan el principal activo de esta segunda fase de gobierno: las reformas y desregulaciones que impulse Sturzenegger. Esas son las que miran los inversores extranjeros basadas en el teorema del “Pato”: un animal característico por manejarse en los tres elementos, tierra, aire y agua. Traducido, telecomunicaciones, energía y minería y recursos naturales. Hacia allí se enfocan los ojos de quienes podrían ver a Argentina como tierra de oportunidades para los negocios.

Pero también lo cierto es que el gobierno de la Libertad Avanza carece de un expertise fundamental –no para introducirse en la maraña regulatoria- sino para ejecutar con pericia el pretendido plan de “liberar” el terreno para el mundo privado. Sturzenegger es economista pero no un administrativista y menos constitucionalista. “El Gobierno necesitaría un (Roberto) Dromi, mejor dicho, un ejército de ´Dromis´”, indicó a Ámbito una calificada fuente que suele intercambiar impresiones con los dueños del poder. La alusión al exministro de Carlos Menem, cerebro de las privatizaciones y predecesor por antonomasia de Sturzenegger no es arbitraria. Su know how del Estado hasta fue alquilado por Néstor Kirchner, en sus albores y un poco más también, solo que prefería mantenerlo en las sombras para no abollar la retórica de aquel tiempo antagónico al menemismo.

El mundo judicial, como se dijo, empezará a mirar al Derecho Administrativo y al Constitucional como el más gravitante, a futuro y en torno a este tópico. Los inversores miran los próximos 60 días y decodifican al vuelo que la figura a proteger es la de Sturzenegger pero que deberá contar con el milagro de incorporar a la administración a un ejército de “mini Dromis” que puedan ejecutar los cambios que el mundo privado considera indispensables para el clima de negocios. Desregular con eficiencia no es lo mismo que desregular a secas. Puede generar el efecto contrario al pretendido. Creer que eso se puede manejar con twitteros es directamente suicida. El Estudio Bruchou o Liban Kusa –como lo quieran escindir- son los que están mirando con atención y frotándose las manos ante un escenario de segunda fase. Una invasión de administrativistas.

El apuro es mirando al norte: a pesar de la imagen de sintonía de Milei con Trump, cuando el republicano desembarque en la Casa Blanca aplicará toda la batería de proteccionismos que le permitieron conquistar nuevamente la presidencia, a contramano de los discursos criollos que se esfuerzan por ver similitudes.

Al Presidente no lo convencen las extraordinarias ni nada que salga del Congreso luego de que pase la prueba de fuego de la limitante de los DNU, esta semana. Necesita los decretos liberados para avanzar en el plan. La opción de ir a la justicia si la política empantana todo tampoco sería la solución. “Pierden”, fue el mensaje que cruzó como bala trazadora si el tema llega a una judicialización por el choque de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo. Son 60 días –los de verano, cuando la gente está de vacaciones, parafraseando a Milei- donde se juega la segunda parte de su mandato. Y donde prestan real atención quienes tienen a cargo el poder real que es el dinero.

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