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miércoles, marzo 12, 2025

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Un disparo en la oscuridad, las confesión de un industrial sobre el negocio de la carne

“Carlos, me pidió Kirchner que te llame. Se va a poner Guillermo Moreno en contacto con vos para indicarte las cosas que tienen que hacer con la carne”. Quien envía el mensaje es Julio de Vido y el receptor, Carlos Oliva Funes, el mayor referente de la industria frigorífica en aquel ya lejano 2006.

De Vido ya había preparado el terreno con una invitación a cenar en Palermo Hollywood. Todo sonrisa y buenos platos en una sala con otros comensales, entre ellos el presidente de Repsol, Antonio Brufau.

Así eran las cosas durante el gobierno de Kirchner y que, según Oliva Funes, se pusieron muy feas con Cristina.

“Hubo muchos disparadores para irme de la Argentina. Guillermo Moreno fue uno”, confiesa en un libro que se lee como un trhiller. Este empresario, hoy de 82 años, con partida de nacimiento en Córdoba ha sido y es sinónimo del desarrollo del negocio de la carne en el país.

Un disparo en la oscuridad, de Carlos Oliva Funes

Vive en Dominicana, pero lejos de estar retirado es socio de Rodolfo Costantini en el frigorífico Rioplatense, en el podio de esta actividad.

“El éxito es tan difícil como dar en el blanco disparando en la oscuridad”, escribe Oliva Funes en el libro, su propia biografía, que tituló: Disparo en la oscuridad, los pecados de la carne en la Argentina (editorial Galerna).

Su derrotero atraviesa varios ciclones económicos. Parte de una familia de recursos y apellido en Córdoba, “de las que se pierden en la historia cordobesa”, como describe, con su madre capitana de golf en el tradicional club de Villa Allende y él mismo loco por ese deporte. Su primera mujer, de la que estaba separado, fue asesinada en 1976 por los militares. Oliva Funes salvó a su hija mayor.

Pero su nombre saltó a la primera plana en los años 90, cuando estalló el célebre escándalo por coimas, el swiftgate, primer hecho de corrupción del gobierno de Menem, que precipitó la llegada de Domingo Cavallo al ministerio de Economía y dio inicio a la convertibilidad.

Domingo Cavallo anuncia la convertibilidad

Como CEO de Swift peleó por una nueva planta a la vanguardia tecnológica para el frigorífico en Rosario. La firma pertenecía a la multi estadounidense Campbell Soup. Oliva Funes le llevó la idea al ministro de Economía de Alfonsín, Juan Vital Sourrouille, para concretar la inversión a través de la compra de bonos de la deuda argentina. Sourrouille llamó a una licitación y Campbell lo ganó ofreciendo el mejor precio por esos bonos tan devaluados.

Claro que antes tuvo que convencer a accionistas de Campbell. “Empecé la presentación me hicieron preguntas hasta que el viejo Jack Dorrance (el número uno y principal accionista ) dijo I go. No lo podía creer”, cuenta. Desembolsaron US$ 80 millones de la época.

El proyecto estaba a punto. Faltaba una máquina de cartón freeze para que los pedacitos de carne llegaran congelados a EE.UU. y Campbell pudiese incorporarlos a sus célebres sopas, que fueron inmortalizadas por el genial Andy Warhol. El costo llegaba a US$ 700 mil.

“Al día siguiente de asumir Menem me llama Raúl Granillo Ocampo, secretario de Legal y Técnica. Y dice que tiene el expediente arriba de su escritorio. Pero sucedían los ministros de Economía y no avanzaba la autorización. Lo fui a ver a Menem y convocó a Emir Yoma, su cuñado asesor presidencial y a Ramón Hernández, el secretario privado. Les dijo: ustedes se ocupan de que Oliva saque la aprobación definitiva. Pasaron meses y nada”.

Terence Todman con el entonces presidente Carlos Menem.

Se enteró el embajador de EE.UU. Terence Todman sobre “la solicitud de aportes económicos”. Saltó Erman González y Cavallo asumió el 1 de marzo de 1991.

Oliva Funes también describe el reparto de lo que es la crema del negocio frigorífico, la cuota Hilton, los cortes que van a Europa a un precio elevado. “Con l Hilton se instaló un típico kiosco”. No abunda en detalles. La ausencia de información sobre el lado B del negocio de la carne se lamenta en el libro. Pocos lo conocen como él.

Bill Clinton en Casa de Campo

En 2005 , Swift se vende al grupo brasileño JBS. Oliva Funes rechaza seguir y y se instala en Casa de Campo, en República Dominicana. Allá juega golf con Bill Clinton, Mike Bloomberg y Mauricio Macri, en lo que es un retiro a medias. Dice que no puede parar y que no abandona sus negocios. El libro está dedicado a sus seis hijos.

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