POLÍTICA
Acusaciones sin pruebas buscan distraer de la crisis nacional
En medio de una creciente crisis de seguridad, descontento social y acusaciones internacionales por corrupción, el gobierno de Morena ha enfocado su maquinaria propagandística en atacar al empresario Ricardo Salinas Pliego. Lo acusan de misógino y evasor fiscal, aunque sin presentar pruebas contundentes más allá de publicaciones en redes sociales y reportajes sesgados.
Desde hace semanas, figuras afines al oficialismo, portales alineados a la 4T y hasta funcionarios del gabinete han emprendido una campaña constante contra el dueño de Grupo Salinas. El objetivo es evidente: desviar la atención pública de los múltiples fracasos del régimen en economía, salud, educación y derechos humanos.
Salinas Pliego responde con fuerza
El empresario denuncia persecución política y manipulación mediática.
Lejos de quedarse callado, Salinas Pliego ha respondido con firmeza desde su cuenta de X (antes Twitter), donde acumula millones de seguidores.
“No les gusta que diga lo que pienso, pero yo no me voy a callar”, expresó en una de sus publicaciones recientes.
El empresario defendió su derecho a la libre expresión y calificó la campaña en su contra como una “cortina de humo” para distraer al país.
Sobre las acusaciones fiscales, aclaró que sus empresas mantienen litigios abiertos, como muchas otras en México. Insistió en que no se trata de deudas fiscales definitivas, sino de interpretaciones distintas sobre pagos al SAT.
“Si me deben, cobren. Si les debo, cobren. Pero no mientan”, declaró.
Los señalamientos por «misoginia» surgieron tras publicaciones satíricas y críticas del empresario hacia figuras públicas, sin violencia real. Aun así, oficialistas han intentado amplificar el tema en medios afines, como si se tratara de un escándalo nacional.
Un recurso viejo: culpar a los críticos
Este tipo de campañas no son nuevas en la narrativa de la 4T. Cuando los problemas rebasan al gobierno, Morena responde atacando a críticos del régimen. Salinas Pliego se suma a una larga lista de empresarios, periodistas y activistas señalados por el aparato de propaganda oficial, mientras los verdaderos problemas del país, como la masacre de madres buscadoras, el colapso de Pemex o la censura de redes sociales, quedan en segundo plano.
Los ataques contra el empresario revelan la desesperación del gobierno por mantener el control del discurso público. En lugar de asumir responsabilidades, Morena prefiere alimentar la polarización. Sin embargo, cada vez más ciudadanos comienzan a cuestionar el circo mediático y exigir respuestas reales a los retos que enfrenta México.
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