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viernes, julio 18, 2025

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Menem lo hizo. De la casa rosada a una serie

Una mirada estética y cuidada pero no menos critica del Menem presidente

La Plataforma Amazon ha puesto a disposición del público la serie “Menem”, una ficción, y por momentos no tanto, que intenta relatar la campaña electoral y el primer gobierno de un personaje político argentino, de la década del 90. Tiene destacadas actuaciones de Leonardo Sbaraglia, Griselda Siciliani y Juan Minujin, muy buenas interpretaciones de los diferentes personajes, algunas miradas estéticamente adornadas que no dejan de ser dolorosas, y algunos vacíos que no le quitan valor ni artístico, ni critico a la serie. Vale la pena verla y leer entre líneas las alertas que intenta sobre el peligro que conlleva la elección de personajes mesiánicos en el poder.

Menem, de caudillo a gobernador

La serie comienza con la campaña de Menem en la interna del PJ, con Cafiero por la candidatura a la presidencia, siendo gobernador de la Rioja. La serie lo muestra como un personaje carismático, y con compromisos carnales con muchos a la vez, a los que les prometía, el oro y el moro, siempre con una sonrisa. Si bien para muchos eso ridiculiza su figura, en cierto punto resalta el eslabón subjetivo de su política, pero sin restarle nada de lo atroz a cada decisión que se tomaba.

Asume como gobernador en 1973, con apoyo de la organización Montoneros. Siempre uso la estética del caudillo federal Facundo Quiroga y ya en ese entonces en La Rioja proclamó “Primer territorio libre de América”. prometió la reforma agraria riojana y socializar la economía. Pocos años después, Menem se había convertido en parte de la derecha peronista, adulando a José López Rega y María Estela Martínez de Perón. El gobierno militar de igual modo, lo mandó preso por un tiempo. Esto le permitió, en 1983, volver a presentarse como un perseguido por la dictadura.

Por lo tanto, si bien la serie comienza con esa caricaturesca campaña, el Menemovil, o sus cabalgatas por pueblos, el recorrido de este personaje había comenzado mucho antes de ese momento, y ya tenia un recorrido cuestionable. La Rioja veía con asombro que su gobernador, pretendiera ser presidente, teniendo en cuenta que no era querido por todos, y ya había tenido medidas repudiadas.

El Menem sin principios ya era anterior al momento histórico donde se inicia la serie, ambicioso, con muñeca política, pero un político que no le hacía asco a nada. Si le servía a él, estaba bien.

De gobernador, a presidente

Menem, al asumir como presidente, tenía compromisos con Estados Unidos, empresarios, árabes y con la familia Yoma, entre otros. En su plataforma electoral prometió continuar apostando a la integración latinoamericana, al Movimiento de los No Alineados y seguir defendiendo la doctrina de la “tercera posición”. Pero, a poco de asumir al gobierno proclamo las “relaciones carnales con Estados Unidos”, hizo retirar al país del Movimiento de los No Alineados y se involucró en la coalición organizada por Estados Unidos para invadir a Irak.

La serie va contando poco a poco, como Menem no cumplió con sus grandes slogans de campaña, y que la revolución productiva fue para pocos. La serie muestra como Menem, en 1990, involucró a la Argentina en la guerra del Golfo contra Irak, mandando cuatro naves: el destructor Almirante Brown, las corbetas Spiro y Rosales y el buque de transporte Bahía San Blas. Argentina, además, fue el único país latinoamericano que participó en esa guerra. Un motivo entre otros que lo enemisto del mundo árabe.

Y luego se dio el estallido en la embajada de Israel y el atentado contra la AMIA, y el “accidente” de su hijo Carlitos Menem, que tiene un manto de muchísimas sospechas.

Lo cierto es que el menemato dejo tierra arrasada, las privatizaciones e importaciones, dieron lugar a miles de despidos. Un país que de a poco se convirtió ya no en el patio trasero, sino en el territorio de negocios extranjeros. Mientras los argentinos veíamos perder todo, inclusive la soberanía. La presidencia de Menem nos costó caro. Y pagamos con crisis, ese alto precio.

De la presidencia a una serie

La serie explota al máximo la simpatía del turco, ese personaje típico de los 90, excéntrico, gracioso, carismático, comprador. Un aspecto subjetivo que lo hacía entrador, y por momento digno conquistador de “lo que quisiera”. Aunque como en la realidad, en la serie es más una crítica, que un halago. La serie resalta esa forma, y por momentos da la sensación que es una manera naif o cómica de retratarlo. Con el sesgo de la época, y todo el brillo y glamur de esos años.

Algunos comentarios enojados o no, se inclinan porque la serie más bien quisiera mostrar que Menem, ese Menem era elegido porque a la gente le gustaba “el Carlo tenista, o galán, o hasta basquetbolista”, parece que era una Argentina más bien que se quedaba en la forma, y no en el contenido. Una Argentina del espectáculo. Pero lo cierto es que la serie lo usa como elemento estético y artístico para relatar lo doloroso de ese momento de un modo más permeable, pero con una fuerte crítica, dejando en claro que engatuso al pueblo argentino.

En tiempos de Menem, no había dudas que por un largo tiempo Estados Unidos impondría su hegemonía económica y militar. Menem, apostó a los creía ganadores de la época, y además del alineamiento internacional, les entregó el Ministerio de Economía con Cavallo.

Quizá al recorrer la serie, vamos descubriendo al verdadero turco, No el de la sonrisa, el de los slogans comunes, el de las patillas, o de las conquistas de vedetes. Vamos viendo como tras esa fachada, había un inescrupuloso hombre, un rematador de todos los recursos de nuestro país. Tras el personaje, tras el turco, tras ese sonriente y carismático riojano, hay un político siniestro que sin escrúpulos podía vender a su propio hijo, por los intereses materiales propios y de sus aliados.

Parecidos, pero no tanto

Muchos nos preguntamos cómo ese jinete patilludo de campo, llego a la casa rosada, quizá en algún punto eso lo emparenta con un personaje que tenemos hoy en el gobierno,  diferente, pero que también recurrió a la exageración, los gritos, las frases inapropiadas y las promesas al imperialismo. Pero las decisiones de Milei, tienen otro contexto internacional. Milei se alinea con socios en medio de una lucha por la hegemonía mundial, con final incierto, en un contexto polarizado bastante diferente al de Menem,

Milei, comparte con Menem, una alta dosis de mesianismo, y también la idea de que los dirigentes políticos son buenos actores de libretos que escriben otros. Pero está muy lejos de aquella época de brillo y glamur, de vedetes y de show. Milei, ha cumplido hasta ahora sus políticas, con un alto costo social, su promesa de bajar la inflación, y de alinearse con Estados Unidos, no parecen ser suficientes frente a un libreto que parece catastrófico.

El gobierno de Milei, pretendió emular a Menem, y considero que aquel nefasto político, era su héroe.  Si bien aún no ha terminado su gobierno, es necesario decir que más allá de haber creado un personaje medio bipolar y llamativo, y de usar un pelo y patillas que empiezan a ser característicos, ni el mundo es el mismo, ni el país esta reaccionando igual. Ni hablar de su proceso económico que rápidamente ya esta mostrando grietas y problemas. Una mala copia a la que le falta el caballo, y con un discurso que desde el inicio mostraba las políticas de ultraderecha.

Requiere mas letra analizar a fondo este fenómeno, lo cierto es que la serie invita a pensar en esas cascaras que vemos y con las que nos quedamos frente a personajes construidos a tales efectos, y el alto riesgo que eso conlleva para todos los trabajadores, argentinos, jóvenes y el mundo.

En fin, la serie va subiendo de nivel, con las actuaciones y con ese modo de contar entre risas y escenas que hoy serian rarísimas, típicas de una época que muchos querríamos olvidar.

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