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viernes, abril 26, 2024

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Masacre de Wilde: todos los policías condenados, pero libres, y uno vuelve a Córdoba, donde se escondió 20 años

El pasado 10 de noviembre, el Estado argentino reconoció su responsabilidad en uno de los casos mas emblemáticos de gatillo fácil: la Masacre de Wilde, ocurrida el 10 de enero de 1994, hace casi 30 años.

El acuerdo amistoso fue firmado por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, y Raquel Gazzanego, viuda de Edgardo Cicutín, una de las víctimas de un episodio derivado de una fallida ratonera armada por la temible Brigada de Investigaciones de Lanús, de la Policía Bonaerense.

El acuerdo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) incluye la sanción de una ley contra la violencia institucional. Su firma fue una alegría para los familiares de los muertos por la Policía.

Pero fue una alegría a medias.

Para empezar, solo siete policías terminaron condenados por la masacre y ninguno está preso aún. En diciembre de 2022 les impusieron 25 años de cárcel en un juicio oral que tardó casi 29 años en llegar. Pero el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Lomas de Zamora dejó en suspenso su encierro hasta tanto el fallo sea confirmado (o no) por la Cámara de Casación bonaerense.

La causa entró finalmente en la Sala III de esa Cámara en junio pasado, aunque todavía no hay noticias. En el ínterin de la espera -y a apenas nueve días de la solución amistosa firmada por el Estado Argentino-, el TOC 3 de Lomas firmó una resolución polémica: le permitió mudarse a Córdoba a uno de los policías condenados.

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Contado así, en pocas líneas, parece mentira: 11 policías bonaerenses vestidos de civil, a bordo de cinco autos no identificables, salieron de caza para emboscar a una banda que trabajaba para ellos y se quería independizar de la brigada. Su plan era matarlos pero se equivocaron de objetivo y además de asesinar a dos de sus presas originales (dispararon 200 veces, según las pericias) fusilaron al librero Edgardo Cicutín (34) y al remisero Norberto Corbo (32), que nada tenían que ver con el ajuste de cuentas. Mirá el video para conocer la historia completa de la Masacre de Wilde contada por Viriginia Messi, periodista especializada en casos policiales de Clarín.

La cuestión es que no es un policía más. Se trata del ex cabo Marcos Ariel Rodríguez, quien estuvo prófugo 20 años gracias a que logró esconderse, precisamente en Córdoba, en la localidad de La Falda.

De acuerdo a los fundamentos de los jueces -que contaron con el apoyo de la fiscal-, Rodríguez está en la miseria, no tiene dónde vivir y sufre de problemas de salud. Por eso le dieron el OK para mudarse con uno de sus hijos a Villa San Antonio, Valle Hermoso.

La historia de Marcos Ariel Rodríguez

El 17 de septiembre de 2014, un grupo táctico de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) irrumpió en un pequeño minimercado de la ciudad cordobesa de La Falda y rodeó a un hombre gordito que estaba cortando fiambre detrás del mostrador.

Ahí mismo lo subieron en una combi y se lo llevaron esposado. Ese comerciante, que durante 20 años había vivido como un vecino más, con su mujer y sus dos hijos, era en realidad el policía de la Bonaerense Marcos Ariel Rodríguez, prófugo por la Masacre de Wilde.

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Marcos Rodríguez se había escapado caminando de una comisaría y fue detenido en La Falda en 2014, por detectives de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Ahora, a 28 años de la tragedia, la Justicia decidió excarcelarlo.

Los muertos fueron dos delincuentes con los que los policías de la Brigada de Investigaciones de Lanús manejaban sus negocios sucios y dos hombres que no tenían absolutamente nada que ver con el cuadro: el librero Edgardo Cicutín (34) y el remisero Norberto Corbo (32), a quien los delincuentes le habían contratado el viaje.

La detención de Rodríguez, a 20 años de la masacre, llevó un poco de aire a un expediente signado por la impunidad, los juegos de poder, los aprietes de la Bonaerense y los absurdos tiempos de la Justicia cuando los acusados forman parte de alguna fuerza de seguridad.

Se dijo que a Rodríguez -que se escapó caminando de una celda de la brigada el mismo día de los hechos- se lo había encontrado luego de que se anotara en un plan de morosos para pagar sus infracciones de tránsito. Pero vaya uno a saber qué pasó realmente.

Rodríguez quedó preso en 2014, pero el 26 de julio de 2019 logró la «prisión domiciliaria» y después -en marzo de 2022- consiguió su excarcelación fue firmada por la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora.

El ex cabo Marcos Ariel Rodríguez.El ex cabo Marcos Ariel Rodríguez.«Más allá de la complejidad del proceso, la multiplicidad de sujetos sometidos a juicio y la pluralidad de imputaciones que pesan sobre los causantes por delitos graves, teniendo en cuenta el tiempo que lleva cautelado Rodríguez considera el tribunal que en el caso concreto el plazo de la prisión preventiva que viene sufriendo el nombrado no resulta razonable», dijeron los jueces Guillermo Rolón, Martín García Díaz y Pablo Little.

En la misma resolución, le impusieron el compromiso de no ausentarse más de 24 horas de su casa sin previo aviso al juez de la causa. Eso teniendo en cuenta que no solo se escapó, sino que estuvo prófugo 20 años. Ahora le llegó un plus: ya no tiene que vivir en la provincia de Buenos Aires. Condenado y todo, puede volver a Córdoba.

Cómo fue la Masacre de Wilde

Contado así, en pocas líneas, parece mentira lo que ocurrió aquel 10 de enero de 1994: once policías bonaerenses vestidos de civil, a bordo de cinco autos no identificables, salieron de caza para emboscar a una banda que trabajaba para ellos y se quería independizar de la brigada.

Su plan era matarlos, pero se equivocaron de objetivo. Además de asesinar a dos de sus presas originales (dispararon 200 veces, según las pericias), fusilaron a Cicutín y al remisero Corbo, que nada tenían que ver con el ajuste de cuentas. Cicutín iba en un auto parecido al que buscaban los policías y Corbo había sido contratado como chofer de los delincuentes.

El auto que manejaba el remisero Norberto Corbo.El auto que manejaba el remisero Norberto Corbo.Parece mentira, también, que esto haya pasado hace ya casi 30 años. Y más increíble aun es que en todo ese tiempo el sistema de Justicia penal no haya logrado articular una respuesta definitiva luego del demoradísimo juicio oral contra siete policías (de los once involucrados originales, tres murieron y otro está incapacitado mentalmente).

En su momento, todos fueron sobreseídos pero su situación fue dada vuelta por la Corte Suprema bonaerense en 2013.

«La Masacre de Wilde es la síntesis de la injusticia en la Justicia Argentina. Más de 28 años después, todavía no tenemos sentencia firme. Acá lo único cierto es que casi 30 años después, la víctimas siguen reclamando justicia», sintetizó a Clarín Gustavo Romano Duffau, abogado en la causa desde el minuto cero.

EMJ

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